Un estudio de 2015 del Instituto para la Diversificacion y Ahorro de la Energía (IDAE), nos mostraba que el gasto de la nevera y el congelador representa como media casi el 19% del gasto en electricidad de un hogar.
Pero los fabricantes de frigoríficos no recomiendan apagar el electrodoméstico porque al volver a arrancar el frigorífico pierde eficiencia en el enfriado, especialmente el congelador. Si lo ejecutamos una o dos veces durante su vida útil puede que no percibamos la pérdida, pero como costumbre cada vez que nos vamos de vacaciones en verano, no es recomendable.
Solo puede merecer la pena si pensamos en el ahorro de energía a partir de las tres semanas de ausencia en el hogar, eso sí, asumiendo la pérdida de eficiencia.
Al irnos de vacaciones el desinfectado de la parte de nevera es casi una obligación por motivos de higiene, por lo que hay que dejar bien limpio todo. Para evitar malos olores, pero también para que no queden restos de alimentos en los que puedan proliferar gérmenes o moho, que luego se contagie a nuevos productos.
En general es recomendable dejar la nevera vacía, aunque desde el punto de vista energético seguramente tendremos más gasto que si estuviera llena, ya que cuesta más enfriarlo. Pero como nadie abrirá las puertas durante las vacaciones, si está bien aislado el espacio no habrá problema.